El observar y el vivir constituyen
decisiones situacionales que definen maneras de entender la realidad,
a la hora de escribir. La angustia existencial, la profunda
humanidad, inquietud por cuestiones desconocidas; son los factores
que en muchas ocasiones rodean a un ensayo, una novela o un poema. Es
maravilloso observar ese permanente choque o confrontación de los
personajes con fuerzas inexplicables, cosas o fantasmas, cuya energía
puede sentirse en el ambiente. Los alegres o patéticos tonos de
confesión, las expresiones más agonistas o más vitalistas, en un
tiempo determinado. Y allí la constante marcha de la dificultad y la
oscuridad; donde entran los desafíos mentales que implican ignorar
al tiempo y al espacio. Es que la literatura sencillamente expresa y
tiende la problemática existencial.
Mas allá de la riqueza estética de
las palabras, lo que busco es, ahondar en los alienamientos propios
de nuestra sociedad, en la crisis continua del colectivo a nivel
moral. Con un tono, en muchas ocasiones arbitrario o cálido,
refinado o coloquial, intelectual o salvaje. Además, es sublime
escribir a través de los ojos de la ideación y el comportamiento
infantil, La niñez es la etapa donde se acumulan los signos e
imágenes imborrables para la mente y, de esta forma podemos derribar
ese falso concepto de madurez ignorando nuestra más profunda esencia
y sensibilidad (que se encuentra allí, en la niñez). Muchos
intentan enterrar la imaginación, ofreciéndonos el realismo (la
angustia comercial, la tecnología abrumadora o el apego enfermizo al
materialismo).
¿Pero qué significa realmente la
actividad literaria en sus facetas más resaltantes: leer y escribir?
Ya lo hemos definido anteriormente, pero lo podemos expresar con
otros términos, como pueden ser: examinar, escudriñar, analizar. La
expresión literaria en un tiempo pasado vivió en el entierro junto
a la fortaleza social, y hoy es un cadáver resucitado que busca
recuperar la memoria y el dinamismo intelectual. Descifra con mucha
genialidad los comportamientos contradictorios de algunos seres que
pretenden o se creen ser poderosos.
Ejemplos de expresión literaria
profunda que trasciende las modas, las épocas y las estructuras son
las obras de: Julio Cortázar, Roberto Bolaño, Mario Benedetti,
Gabriel García Márquez, Andrés Caicedo, entre otros, maestros de
las letras. Sobre todo en Latinoamérica donde energía literaria
fluye sin dificultad, a pesar de las dictaduras, de las democracias
anti-culturales y los monstruos capitalistas que dominan las
instituciones públicas de desarrollo cultural.
La Literatura Latinoamericana a través
de los tiempos ha mantenido un profundo acercamiento con el habla
popular.
Emilio Pino Salinas.
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